“Hoy Chile ocupa el triste récord de tener una población con alto índice de sobrepeso y obesidad, ostentando el tercer lugar en América Latina.
Diabetes, hipertensión e incluso cáncer, son algunos de los males que trae aparejados la mala alimentación y falta de ejercicio. Para muchos la “pandemia” de nuestros tiempos finalmente arribó a nuestro país…
y con la firme voluntad de quedarse”.
Más del 65 por ciento de los chilenos tiene sobrepeso u obesidad, con lo que nuestro país se ubica en el puesto número 23 en el mundo y tercero en América Latina, sólo superado por México y Argentina, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dados a conocer por la revista Forbes. Mala alimentación y falta de ejercicio son, según los especialistas, la receta fatal que ha disparado los índices de grasa corporal en el cuerpo de los chilenos en los últimos veinte años.
Por mala alimentación se entiende principalmente el creciente papel que está jugando en nuestra dieta la llamada comida “chatarra”. Grasas, azúcares y edulcorantes nadan en los alimentos altamente procesados de la comida rápida. Han desplazado a las proteínas, vitaminas y minerales propios de los alimentos más naturales de los platos de la tradición de nuestro país. Es un cambio en la cultura alimenticia que se está volviendo un problema sanitario grave, dada la batería de enfermedades que el sobrepeso trae consigo.
Según el diccionario, pandemia en una epidemia que afecta a muchos países al mismo tiempo y que puede ocasionar un cuadro clínico. De ahí que para muchos, la obesidad es la pandemia de nuestros tiempos, un mal que cubre todos los continentes y que cada día afecta a más personas. Y ciertamente ya existe plena conciencia de que el sobrepeso no es sólo un problema estético. Unido a él vienen una serie de enfermedades que podrían tener consecuencias fatales. Encontramos males como la hipertensión y el aumento del colesterol, que puede producir infartos y diversos accidentes vasculares; diabetes; hígado graso -que está hoy entre las patologías hepáticas más recurrentes y que puede desembocar es cirrosis-; recarga de las articulaciones y trastornos del sueño, entre otras enfermedades. Y peor aún, estudios recientes han descubierto una directa relación entre obesidad y cáncer de útero en las mujeres y de próstata en los hombres. De ahí que el ataque al sobrepeso esté adquiriendo cada vez más importancia en las políticas públicas de salud.
Si bien existen causas generales que explican el sobrepeso a nivel mundial -como los cambios culturales alimentarios- hay condiciones específicas en nuestro país que -aunque parezca increíble- están asociadas a nuestro modelo productivo. Es así como según diversos especialistas el altísimo índice de sedentarismo de los chilenos, que en un 91 por ciento no realiza actividad física regular, deriva fuertemente de las altas cargas de trabajo. Para muchos conjugar ejercicio, largas jornadas laborales y de traslado, junto a las responsabilidades familiares, resulta una carga casi imposible. Mal que mal, y según datos de la OIT, Santiago es la séptima ciudad del mundo en que se trabaja más horas. Por otra parte, la creciente incorporación de la mujer a un mercado de trabajo fuertemente recargado, influye en la naturaleza de las comidas en el hogar, potenciando los alimentos con menos complejidad de elaboración, como carnes, puré o arroz, como lo resaltó la nutricionista Ada Cuevas.
Medidas para enfrentar el sobrepeso
Ante esta alarmante realidad, las autoridades alrededor del mundo están empezando a adoptar medidas cada vez más drásticas. Una medida interesante fue la tomada el año pasado por el gobierno de EE.UU., que prohibió la venta de bebidas gaseosas en los colegios luego que un estudio de la Universidad de Carolina del Norte evidenciara la directa incidencia de los alimentos con alto contenido de grasas y azúcares en los índices de obesidad infantil y su libre disponibilidad al interior de los establecimientos educacionales. Cabe recordar que un vaso de 200 cc. de gaseosa contiene 80 calorías y representa un nulo aporte nutritivo, en cambio una manzana tiene apenas 35 calorías, y ofrece un potente aporte alimenticio, como vitaminas y fibra. Asimismo, tomar más de un vaso diario de bebidas gaseosas azucaradas aumenta en 60 por ciento el riesgo de obesidad infantil.
En nuestro país, en tanto, los índices de obesidad infantil resultan preocupantes. Según datos oficiales, sobre un 17 por ciento de la población escolar chilena sufre obesidad, y la mitad tiene sobrepeso. Pero aquí la apuesta no es la prohibición de algún tipo de alimento, tal como lo enfatizó Lidia Amarales, subsecretaria de Salud, sino introducir alimentos saludables en los colegios y aumentar la actividad física de los estudiantes. Hasta ahora la medida que se ha implementado es la instalación de los llamados “quioscos saludables”, que incorporan a su oferta productos como frutas y agua. Esta medida ha sido incorporada al 45 por ciento de los establecimientos educacionales, pero, paradójicamente, son los colegios privados los que han mostrado un mayor avance. Para muchos aún las medidas son insuficientes, sobre todo considerando que la meta del Ejecutivo es reducir la obesidad escolar a un 12 por ciento para 2010.
En lo que todos concuerdan es en la responsabilidad que le cabe a los padres en la alimentación saludable de sus hijos. Los especialistas proponen un buen desayuno, considerando que hay varias horas de actividad antes del almuerzo. Debiera incluir un lácteo bajo en grasa, como leche semidescremada o yogurt, pan o cereales y fruta. Para la colación, privilegiar las frutas, las semillas sin sal, como nueces o maní, lácteos y cereales. En tanto que para el almuerzo, las legumbres y las verduras de distinto color son opciones buenas y baratas.
Como una forma de control del peso de los hijos, un dato útil es manejar el llamado Indice de Masa Corporal, que se calcula dividiendo el peso (en kilos) por la estatura (en metros) al cuadrado. Un resultado entre 19,5 y 24, 9 es normal; entre 25 y 30 se considera sobrepeso y sobre 30, obesidad.
En síntesis, abordar de buena manera el problema de sobrepeso necesariamente pasa por un compromiso de la comunidad en su conjunto, en especial de las familias, algo que los niños y jóvenes de hoy agradecerán mañana
Fuente: Punto Final N° 634, 9 de marzo del 2007, por IVAN VALDES