El ritmo acelerado en que vivimos, representa una amenaza para nuestros hijos. Si bien los cambios en el estilo de vida van dando mayor confort y cada vez hay más innovaciones en cuanto a alimentos, esto promueve hábitos no tan saludables que están provocando graves repercuciones en la salud y el estado nutricional, no solo nuestro, sino también de nuestros hijos.
Es alarmante que ya se esté viendo en niños afecciones como hippertensión, alteraciones en el colesterol u obesidad.
Las causas son claras:
– Seleccionamos comidas rapidas o preelaboradas, que por lo general contienen gran cantidad de grasa, sal y azúcar, y nos olvidamos de las frutas y verduras.
– Las bebidas que acompañan estas comidas son refrescos azucarados que solo aportan calorías y no nutrientes.
– Nuestros hijos no se levantan a tiempo para desayunar, y olvidamos la importancias de consumir por ejemplo, lácteos.
– Para la merienda escolar compramos snacks, golosinas o algunas galletitas; y muchas veces le dejamos la responsabilidad a nuestros hijos de escoger su merienda, comprando no siempre lo mas beneficioso..
Lo bueno es que podemos cambiar esta selección, solo depende de nosotros. No es una tarea fácil. Sabemos que el tiempo nunca nos alcanza, que hay una gran oferta de alimentos que llaman la taención de los peuqeños (quienes nos convencen con facilidad), sustentados además por una enorme carga publicitaria. Pero si se trata de nuestros hijos vale la pena hacer el esfuerzo.
Extracto «consultoría nutricional»
Rosina Pontillo
Marzo 2008